Arte y Arteterapia, dos conceptos que parecen ir muy unidos, y a la vez, son dos conceptos separados por su intencionalidad. La intención de hacer Arte, o la intención de realizar un programa terapéutico en el que se compromete la creatividad, como es la Arteterapia.
La creación artística por sí sola ya tiene sus cualidades terapéuticas, pues ayuda a desconectar de la rutina, de los problemas diarios, ayuda a expresarse, ya sean inquietudes, emociones, ira, rabia, tristeza, añoranza y un largo etc. Sin embargo, cuando la proyección artística se convierte en un trabajo profesional, cabe la posibilidad de que el Arte deje de poseer esas cualidades terapéuticas, para convertirse en un objeto de mercado.
El artista con prestigio reconocido, con seguridad, comenzaría a realizar sus primeras obras basadas en sus inquietudes personales, y establecer así, una manera de expresión que lo satisfaga. De este modo, la búsqueda del artista pre-profesional, estaría orientado a obtener modelos creativos para relacionarse con el mundo.
Esta búsqueda creativa para relacionarse con el exterior y con los demás, mediante la obra plástica, pertenecería al ámbito terapéutico, al igual que todas aquellas dificultades o crisis que puedo afrontar mediante el uso de la creatividad artística.
Pero… ¿Qué puede ocurrir cuando el talento del artista llega al reconocimiento de las grandes masas, críticos, y galeristas?
La trayectoria del artista, en cuanto a creaciones artístisticas se refiere, puede variar, el artista se compromete a un ritmo de producción basado en la demanda del mercado. El tema de la obra puede verse afectado por las modas artísticas del momento, e incluso, los encargos de los mecenas de arte alterarán la necesidad individual de expresión del artista.
Es entonces cuando las creaciones identitarias del artista se ven alteradas por el mercado del arte. La necesidad del artista, para con su obra, pasa a un segundo plano, y al mismo tiempo, su autenticidad en la creación.
Por otro lado, tenemos al paciente que recurre a un programa de Arteterapia, herramienta que favorece, mediante el uso de la creatividad, la mejora de aquellos conflictos que perturban al paciente, como traumas, episodios de crisis, conflictos emocionales, de autoestima, etc.
El paciente que recurre a la Arteterapia no es un artista, ni comercializará con su obra. Su actividad creativa no responde a una búsqueda estética, ni tiene como finalidad la exposición al público. El paciente realiza sus obras con la finalidad de comprenderse así mismo, de encontrar explicaciones que mejoren sus conflictos internos. Por ello el paciente, a diferencia del artista profesional, continuamente está hablando de sí mismo, en cada una de sus obras. Constantemente está indagando y reflejando su identidad en la obra, sus creaciones no son objeto de expresión para con los demás, sino que son su punto de reflexión para hablarse así mismo.
El practicante de Arteterapia no se somete a presiones de mercado, ni a modas artísticas, continuamente es él quien tiene la total autonomía y la libertad en sus creaciones.
Entonces, puede darse el caso en que la obra de un paciente en Arteterpia se muestre más honesta, transparente y auténtica, que la obra de un artista.
Abraham Moscardó
2 comentarios:
Me ha parecido muy interesante, sobre todo porque en esta entrada creo que más que artista me siento identificada con el practicante en arteterapia.
Creo que es una buena aclaración y una buena distinción del concepto de artista.
Enhorabuena por la entrada. Un abrazo!
Gracias Lola, me alegra que te haya hecho reflexionar esta entrada.
Si tuviera que identificarme entre estos dos conceptos, artista o paciente en arteterapia, me temo que no podría catalogarme entre estas categorías.
Es más, quizás debería añadir un tercer concepto para definir mi posición como productor de imágenes. No soy artista, si encuadramos dicha definición como aquél que produce obra en base a la demanda de las galerías, modas de arte, o se maneja con los conceptos de arte que la élite dirige.
Tampoco podría ubicarme como paciente en arteterapia, es cierto que mis obras hablan de mí mismo, y ayudan a expresarme. Pero mi trabajo no persigue una búsqueda terapéutica, o para la mejora personal. De hecho, comparto mi obra con el público, mis piezas no pertenecen a la confidencialidad entre paciente y terapeuta.
Tendría que definirme desde otro concepto, un tercer concepto que no correspondería a la arteterapia, ni al artista actual. El "artesano", concepto por el que se reconocían a los pintores de la Edad Media y el Renacimiento. Y no es que con ello reivindique que el arte vuelva a estar al servicio del mecenazgo, que de un modo u otro, sigue estando.
Sino que con mi trabajo, espero recuperar las cualidades del trabajo artesanal. La preocupación por una técnica cuidada, la percepción visible del talento en el dibujo y manejo de la pintura. Y que la obra sepa hablar por sí misma, e invite al espectador a la libre lectura.
Si hay algo por el que el arte actual peca, es su abuso al discurso intelectual. La obra queda encerrada en el discurso, y para la comprensión de unos pocos elegidos.
Y por ello pienso, que la artesanía, a parte de ser un trabajo concienzudamente elaborado, democratiza el arte y se hace más cercano a la sociedad.
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