sábado, 25 de diciembre de 2010

La obra de arte y su diversidad interpretativa.


Fotografía tomada en el año 2.009

Cuando hago una exposición veo a los visitantes pasear por la sala mientras miran mis cuadros. Muchos de ellos son visitantes "pasivos", miran las obras, y entiendan o no lo representado, permanecen en silencio, quedándose conforme con lo que han visto.
Otros visitantes en cambio, “los activos”, tal y como los nombro, tras mirar las obras les invaden una ola de curiosidades, no entendiendo lo que quise representar en algunas de mis obras, acuden a mí para que les resulva las inquietudes que mis creaciones han generado. Sin embargo, las cuestiones que me plantean, no fueron nunca unas de mis preocupaciones creativas, ni mucho menos un aspecto a tener en cuenta, cuestiones como: “¿Por qué has usado estos colores?”, “¿Qué significa la obra?” o “¿Por qué pintas este tipo de cuadros?”. Preguntas difíciles de responder en el momento de plantearlas, pues en muchas ocasiones reconozco que no pinto con una intención de significado, o con la idea de representar algo en concreto, simplemente, como en la mayoría de casos, me dejo llevar, ya sea desde lo emocional o desde el impulso creativo.

Cuando una imagen me viene a la cabeza, sea lógica o no, medito sobre ella unos instantes, posteriormente hago anotaciones escritas en una libreta, describiendo la imagen que he visualizado, hasta que termino representándolo sobre un lienzo o papel. Puedo concluir con todas las etapas de la creación plástica,  y aún terminando el cuadro, puede que no encuentre el sentido de la obra que he realizado, por ello, es frecuente que el título de mis cuadros no sea puesto hasta días después, cuando al fin puedo dar una explicación a la imagen que ha visto en la mente desde el principio.

Las imágenes que aparecen en mi mente pueden ser, símbolos de mi propia vida, sueños, o formas de interpretar el mundo, aunque a veces no soy consciente de ello. No obstante las represento, pues toda imagen tiene un significado al final, aunque sea en mi propio inconsciente.
He de decir que he llegado a una conclusión para las imágenes que pinto, tengan o no un significado. "La mente y la imaginación del ser humano es tan grande, y diversa, que puede dar significados a las obras de arte, aunque éstas, en un principio, no lo tengan o el autor no se lo haya dado.”
Lo que se quiero decir con esta afirmación, es que un determinado cuadro tiene una sola imagen visual, igual para todos, una imagen fija que todos percibimos del mismo modo. Sin embargo, la capacidad interpretativa sobre las cosas, sean cuadros, libros, filosofía, etc. cualidad innata que posee el ser humano, es lo que hace que la obra cobre una orientación significativa u otra.
Solo hay una obra de arte cuando la miramos en su estado físico, pero varias en cuanto a la interpretación se refiere. Por ello, un cuadro, o cualquier obra de arte, puede tener una multitud de significados, tantos como personas le hayan dado su interpretación individual.

La obra de arte es en sí una ventana abierta a las posibilidades, toda persona que mira una obra puede dotarla de una serie de significados que un principio no tenía, por ello también, la obra de arte es un organismo vivo que interactúa con el espectador. Por ello, las obras necesitan a los espectadores para que cobren sentido y estén vivas.
Por lo tanto, todos los cuadros pueden tener un significado, el espectador se lo da mediante la interpretación, aunque puede variar dependiendo de quién mire la obra. Pues el individuo tiene consigo una forma de ordenar el mundo, su concepción del mundo, su visión de la realidad, su cultura y su propia experiencia histórica.
Por ello, cuando un visitante activo me pregunta por el significado de mis cuadros, no es raro que pueda contestar: “Dime qué crees lo que estás viendo en el cuadro, entonces será eso lo que signifique para usted”.
Esto no quiere decir que quiera librarme de la responsabilidad de responder ante mi trabajo, ni que los significados reales de la obra, si es que los tuviera, permanezcan en secreto para el público. Simplemente invito a que el espectador dé a mis obras otros significados, para que reflexionen como los han visto, y para que las obras no contengan un argumento cerrado, que yo mismo le haya podido dar.

“Los admiradores de arte deben interpretar lo que ven y aportar sus propias ideas, independientemente de la intencionalidad del artista, o del argumento del crítico de arte, la obra se enriquecería así de significados y mensajes. Será entonces cuando el Arte se democratiza, el público se librará de las cadenas mentales, y de los dogmas preestablecidos del Arte, obteniendo así su propia libertad de pensamiento y el uso de la razón.” 

Abraham Moscardó

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