lunes, 22 de junio de 2009

Autorretrato desde el Paleolítico

Autorretrato desde el Paleolítico
2009
100 x 81 cm.
Acrílico sobre lienzo con triple capa de imprimación pigmentada

Se puede decir que los comienzos del arte empezaron en la era del "Paleolítico". La pintura del paleolítico también es conocida como "pintura franco-cantábrica", por su radio de extensión que abarca desde el sur de Francia y la cornisa Cantábrica española, aunque también hay otros ejemplos de este ámbito como en Lascaux, Niaux, Altamira de Santander, Toris Fréres, etc.

La pintura parietal constituyó un arte mural desarrollado durante el periodo del Paleolítico Superior. La técnica utilizada era sencilla y de larga perdurabilidad, al igual que los instrumentos que utilizaban, pinceles elaborados con cerdas y sus propios dedos.
Para crear los colores utilizaban como aglutinante la grasa animal, a la que añadían los diferentes pigmentos para su coloración, los más empleados eran el óxido de manganeso, y el óxido de hierro, también hacían uso del carbón y de la sangre.
Este tipo de murales los solía hacer un miembro de la tribu dotado de cierta creatividad, este individuo, por lo general, no participaba en las cacerías de la tribu, su función era la elaboración de estas pinturas.

Para el hombre del Paleolítico estas pinturas no tenían ningún valor artístico, eran de carácter funcional, la supervivencia del hombre en aquella época se basaba primordialmente en la dependencia vital de sus presas, estas pinturas tenían una función mágica o de atracción. Se creía que, por el hecho de representar pictóricamente a un animal, su caza se iba a producir. Por eso mismo intentaban pintar las figuras de la forma más realista posible, creían que cuanto más se pareciera al natural, más posibilidades tenían de apresarlo.
También, ante el temor de la extinción de sus presas, se dio una "Magia de la Procreación", consistía en la representación de animales preñados, con el fin de asegurarse la reproducción de su medio de alimentación.

Abraham Moscardó al pintar este cuadro busca la misma finalidad, pero en esta ocasión no le interesa representar animales para darles caza, sino que se representa así mismo pintando un cuadro, para evitar la extinción de su propia creatividad artística.
Para ello tuvo que retroceder en el tiempo y ponerse en la piel de sus antepasados, usando el mismo estilo pictórico para que su función mágica tenga el mismo efecto. Figuraciones esquemáticas, empleando solo tres colores y ausentando a la obra de un fondo, tal como un pintor del Paleolítico lo hubiese hecho.

Finalmente firma dos veces dejando su propia huella de la mano izquierda, mano que utiliza para crear toda su obra, una huella para asegurarse la creatividad y otra para la inspiración.

Los peces que buscaban el mar

Los peces que buscaban el mar
2009
65 x 92 cm.
Óleo sobre lienzo.
Primera aparición en público: Exposición individual "ImpresionArte", sala de exposiciones Casa del Mar, Santa Pola (Alicante). Año 2009. 

Boceto previo a Los peces que buscaban el mar.

martes, 2 de junio de 2009

El fantasma con el pendiente de perla.

El fantasma con el pendiente de perla.
2009
65 x 81cm.
Óleo sobre lienzo.
Primera aparición en público: Exposición individual "ImpresionArte", sala de exposiciones Casa del Mar, Santa Pola (Alicante). Año 2009.

Mientras Abraham Moscardó daba las últimas pinceladas en el cuadro El castigo de Adán y Eva, fue sorprendido por una extraña visita en su propio taller. Para su sorpresa, era la muchacha que el pintor Vermeer retrató en el siglo XV, para su cuadro La joven de la perla.
A. Moscardó volvió a pintarla con la misma vestimenta, con la perla y los turbantes de su época, motivos chinescos que estaban de moda en su contexto histórico, pero ya no pudo representar la belleza que la muchacha lucía en el año 1665, sino que la retrató como el fantasma que es ahora.
Desde entonces, A. Moscardó piensa que además de surrealista también es pintor de lo sobrenatural, ya que para él hasta los muertos tienen lugar en el arte.

Boceto previo para El fantasma con el pendiente de perla.

Abraham Moscardó junto con la modelo fantasma.


 La joven de la perla
1665
44 x 39 cm.
Johannes Vermeer
Óleo sobre lienzo
Mauritshuis, La Haya, Países Bajos