martes, 31 de diciembre de 2013

Muñeca abrazando a su juguete


Muñeca abrazando a su juguete
2013
100 x 70 cm.
Portaminas y carboncillo sobre papel.
Proyecto Marionetas.
Primera aparición en público: La Noche de San Lucas. 18-10-2014.

Así se hizo: Muñeca abrazando a su juguete


El proceso creativo de este dibujo ha sido largo y laborioso, pues he necesitado muchas horas de meditación y trabajo. No obstante, he acabado satisfecho al finalizar la obra, y reconozco, que el resultado me ha hecho muy feliz. Sin embargo, el proceso de elaboración también ha sido bello, al igual que inesperado. La aventura de dibujar es un camino caprichoso, a la merced de los estados de ánimo del dibujante, de la inspiración, y de otras dificultades relacionadas con el talento. Con la obra terminada, se entierra ese camino para dar paso a la contemplación. Se pierde la evolución de la obra y todo lo que ha ido transmitiendo en su elaboración ¿Una lástima, no? Caballeros, Señoritas... tengo el placer de volver a recorrer ese camino creativo, explicando por primera vez, todo el proceso que he ido haciendo a lo largo de la aventura del dibujar. Espero que lo disfrutéis, prestad atención.


Para empezar a caminar mediante el acto de dibujar, empecé con un papel de 100 x 70 cm., y mis herramientas favoritas, un portaminas de 0,7 mm., una goma, y carboncillos. 
Al principio, un papel tan grande, en blanco, impone su respeto, ya que nos ofrece un mundo lleno de posibilidades. Aunque también, un papel en blanco puede ser un laberinto sin salida, si nos disponemos a dibujar y no sabemos el qué. Para reducir nuestras posibilidades de desorientación en nuestro proceso creativo, es necesario tener una idea previa de lo que se quiere dibujar. En mi caso, sigo con mi serie de las marionetas, una marioneta-niña abrazando a otra más pequeña, sería su juguete. En la Facultad de Bellas Artes, me enseñaron a realizar primero una serie de líneas guía, para bocetar los cimientos del dibujo. Sin embargo, en varias ocasiones, me he saltado ese paso para ir directamente al detalle. Quizás sea una error, pero... me dejo llevar por algo y... En fin, como podéis observar, empiezo a dibujar las cabezas, no sabría explicar por qué, pero para mí, las expresiones faciales son muy importantes, definen el carácter del dibujo. Por ello, suelo empezar por la cara, y poco a poco, mis trazos se van ampliando hasta componer el dibujo en su totalidad.


Una vez que tengo los rostros aclarados, me gusta meterle una pequeña gama de grises para tantear como va quedando. En casi todas mis sesiones de dibujo, he estado retocando la cara, y el pelo, con un juego de rayado. Teniéndolo más o menos claro, fue entonces cuando empecé a meterle las líneas guía para el resto del dibujo. Simples líneas, sin ningún tipo de relleno, ni iluminación. Todavía estaba en el comienzo del camino, y no sabía que senderos tomar, el papel era enorme.


Aquí, detallo la cabeza del payaso, su sombrero, y los cascabeles. También empiezo a detallar las dos velas que había bocetado previamente, al principio sólo iba a ponerle dos. Me encanta dibujar velas, y más colorearlas, es una forma bella de crear fuentes de luz en un cuadro, de hecho, casi parece un elemento característico de mi obra. Posteriormente, seguí detallando el rostro de la niña y su cuello, sin saber siquiera cómo resolver el vestido y el resto del dibujo. Al dibujar con portaminas, no tengo prisa por dar soluciones a mis incógnitas, pues esta herramienta, pese a su definición en el trazo, requiere tiempo, el suficiente como para ir meditando en el siguiente paso.


Coloco un espejo que ocupará gran parte de la hoja de dibujo y de la composición. Más una columna de madera, que simula otro elemento del mueble del espejo. Aquí decido detallar la columna, crear vetados de madera y su textura, es otro ejercicio del que disfruto bastante. Luego empecé a tantear los grises del fondo.


En la siguiente sesión, detallo el marco del espejo, que al igual que la columna, procuro sacarle el mismo juego de vetados y texturas para darle similitud al decorado. Luego seguí trabajando el fondo con carboncillo negro, al tener claro el límite del espejo.


En esta sesión, decido ir definiendo el tamaño del payaso, y su vestuario, con una sencilla composición de estampado de cuadros a base de grises. Sin descuidar los puntos de luz que provocarían la iluminación de las velas, ningún elemento debe de estar aislado de su contexto ambiental.


Aquí os dejo un detalle sobre el vestuario del payaso y de las expresiones faciales. Acabo de recordad, con el visionado de esta imagen, que durante horas tuve dificultades a la hora de encajar los brazos y las articulaciones. Quería dibujar un abrazo que pareciera natural, sin embargo, la muñeca es de madera y tiene articulaciones artificiales. Lo quisiera o no, la postura de la niña iba a ser un poco forzada. Tras varios bocetos y borrados, al final, dejé la composición de líneas que me parecieron más acertadas para que el abrazo al juguete fuese lo más natural posible.




En esta otra sesión, me decido a componer, mediante grises, los pliegues y tonalidades del vestido de la niña, respetando, por supuesto, la iluminación de las velas. También empiezo a rellenar los brazos, incidiendo en las articulaciones, metiéndoles pequeños brillos y marcas que simulen madera, pero sin recurrir a las vetas, para que los brazos estén en armonía con el rostro de la niña.


La parte de la derecha del dibujo, quedaba pobre con respecto al resto de la composición, tuve un gran vacío que visualmente dejaba cojo al dibujo. Por lo que decidí hacer un motivo decorativo con rosas, cuyos tallos, se alzan con pronunciadas curvas. Las curvas de las flores, me ayudaron a darle dinamismo al dibujo, movimiento, a algo tan estático como son el espejo y la propia niña. Considero que el dibujo ha ganado en riqueza, y equilibrio, al enfrentar lo estático con lo curvo.


Decidí que toda la base del dibujo fuera de negro, tan negro y opaco como se pudiera, un relleno que hice a base de carboncillo. Una idea que cogí de los pintores como Goya o Rembrant, para dejar de añadir elementos a la composición, y así, no quitarle protagonismo a los elementos que debían tenerlo, como el rostro de la niña, su mirada que observa al espectador, y el gesto del abrazo hacia su juguete. Cuando tuve el dibujo acabado, le di una capa de laca para fijarlo en el papel. Posteriormente, incidí una vez más en los negros, remarcándolos, hasta asegurarme que las posibilidades de mi material no podían oscurecer más las partes que debían de ser completamente negras. Y por último, le di otra capa de laca. Fue en ese instante cuando me alejé varios pasos, cogí asiento, y le dediqué unos momentos a la tarea de la contemplación. Mi trabajo había finalizado.


Máster en Arteterapia y Mediación Plástica


Abraham Moscardó obtiene el título universitario de Máster en Arteterapia y Mediación Plástica por la Universidad de Murcia, Escuela Práctica Psicológica, en Julio de 2013. Promoción 2011-2013.
Durante la formación en el Máster de Arteterapia, Abraham M., acostumbrado a ver la creatividad desde la perspectiva artística, también tuvo la oportunidad de ver las posibilidades terapéuticas que ofrece la creatividad, orientada a la salud del bienestar emocional y personal. Adquiriendo además, una base teórica en el psicoanálisis.
Las prácticas de la formación en Arteterapia las hizo en el centro de discapacidad intelectual Integra-t, donde pudo experimentar la importancia y las ventajas que ofrece la Arteterpia, como saludable herramienta de apoyo en las personas con dificultades para abordar la vida con normalidad. 


Abraham M. durante la ponencia de su último trabajo teórico del Máster, donde expuso su experiencia práctica como arteterapéuta, en el centro de discapacidad intelectual Integra-t de Elche.
Fotografías tomadas en Julio de 2013.






Abraham M. presenta como obra definitiva de Máster su colección "Ilustraciones Gato". El cambio de temática que hizo en el terreno creativo, acostumbrado a desarrollar una obra gótica y de mayor seriedad, se vio sustituido por una serie de ilustraciones infantiles. 
La importancia que le dio Abraham M. en la ponencia sobre dichas obras, fue su función terapéutica, durante su proceso de elaboración pudo retomar y reconstruir los recuerdos de su propia infancia.
  


  
Retrato de Abraham M. junto con el equipo docente de Máster en Arteterapia. Fotografía de 2013

Arte vs. Arteterapia

Arte y Arteterapia, dos conceptos que parecen ir muy unidos, y a la vez, son dos conceptos separados por su intencionalidad. La intención de hacer Arte, o la intención de realizar un programa terapéutico en el que se compromete la creatividad, como es la Arteterapia.
La creación artística por sí sola ya tiene sus cualidades terapéuticas, pues ayuda a desconectar de la rutina, de los problemas diarios, ayuda a expresarse, ya sean inquietudes, emociones, ira, rabia, tristeza, añoranza y un largo etc.  Sin embargo, cuando la proyección artística se convierte en un trabajo profesional, cabe la posibilidad de que el Arte deje de poseer esas cualidades terapéuticas, para convertirse en un objeto de mercado.

El artista con prestigio reconocido, con seguridad, comenzaría a realizar sus primeras obras basadas en sus inquietudes personales, y establecer así, una manera de expresión que lo satisfaga. De este modo, la búsqueda del artista pre-profesional, estaría orientado a obtener modelos creativos para relacionarse con el mundo.
Esta búsqueda creativa para relacionarse con el exterior y con los demás, mediante la obra plástica, pertenecería al ámbito terapéutico, al igual que todas aquellas dificultades o crisis que puedo afrontar mediante el uso de la creatividad artística.

Pero… ¿Qué puede ocurrir cuando el talento del artista llega al reconocimiento de las grandes masas, críticos, y galeristas?
La trayectoria del artista, en cuanto a creaciones artístisticas se refiere, puede variar, el artista se compromete a un ritmo de producción basado en la demanda del mercado. El tema de la obra puede verse afectado por las modas artísticas del momento, e incluso, los encargos de los mecenas de arte alterarán la necesidad individual de expresión del artista.
Es entonces cuando las creaciones identitarias del artista se ven alteradas por el mercado del arte. La necesidad del artista, para con su obra, pasa a un segundo plano, y al mismo tiempo, su autenticidad en la creación.

Por otro lado, tenemos al paciente que recurre a un programa de Arteterapia, herramienta que favorece, mediante el uso de la creatividad, la mejora de aquellos conflictos que perturban al paciente, como traumas, episodios de crisis, conflictos emocionales, de autoestima, etc.
El paciente que recurre a la Arteterapia no es un artista, ni comercializará con su obra. Su actividad creativa no responde a una búsqueda estética, ni tiene como finalidad la exposición al público. El paciente realiza sus obras con la finalidad de comprenderse así mismo, de encontrar explicaciones que mejoren sus conflictos internos. Por ello el paciente, a diferencia del artista profesional, continuamente está hablando de sí mismo, en cada una de sus obras. Constantemente está indagando y reflejando su identidad en la obra, sus creaciones no son objeto de expresión para con los demás, sino que son su punto de reflexión para hablarse así mismo.
El practicante de Arteterapia no se somete a presiones de mercado, ni a modas artísticas, continuamente es él quien tiene la total autonomía y la libertad en sus creaciones.
Entonces, puede darse el caso en que la obra de un paciente en Arteterpia se muestre más honesta, transparente y auténtica, que la obra de un artista.

Abraham Moscardó 

Arteterapia con la discapacidad intelectual (La experiencia)


Tras las clases teóricas del primer curso formativo en el Máster de Arteterapia y Mediación Plástica, había llegado la hora de invertir los conocimientos adquiridos, en una experiencia práctica sobre la utilidad de la Arteterapia.
El colectivo al que debía ofrecer un programa de Arteterapia, debía ser un grupo de personas con algún tipo de dificultad en sus vidas, para que dicha actividad les sea un ejercicio útil, y a la vez, con intención de mejora.
Finalmente, me decidí por el colectivo de discapacidad intelectual, fue en la asociación Integra-t, del municipio de Elche, donde aceptaron llevar a cabo mi programa de terapia.
Diseñé una serie de actividades creativas, para que el colectivo con discapacidad pudiera tener sus oportunidades de mejoría en cuanto a la autonomía personal, la creación de su identidad, la mejora de la autoestima, trabajar sus capacidades de razonamiento y pensamiento, definir los gustos personales del colectivo, dar seguridad a los pacientes y fomentar el trabajo en grupo. Al mismo tiempo, ofrecer un modelo de expresión con materiales plásticos, que facilite la comunicación a aquellos que tengan dificultad con la expresión oral. Potenciando así el diálogo para compartir las inquietudes o experiencias dentro del grupo.

Las sesiones de Arteterapia también debían convertirse en un espacio seguro para trabajar los conflictos, y aquellos aspectos que perturbasen el bienestar emocional de los pacientes. También se trabajarían las habilidades sociales, el paciente aprendería a posicionarse en el lugar de la familia, y así crear su propia historia dentro de su marco vivencial. Más un largo etc. que apuntaba al bienestar de los pacientes.


Abraham M. durante una de sus sesiones de Arteterapia con el colectivo de discapacidad intelectual, fotografía tomada en Mayo de 2013.


Cuando tuve la primera sesión de Arteterapia dentro del colectivo, sólo contaba con las nociones teóricas de la discapacidad intelectual. La teoría, englobaba a las personas con discapacidad mediante la falta, si los comparamos con las personas que tuvieron un desarrollo considerablemente saludable.
Como el poseer un funcionamiento intelectual inferior a 70 puntos de cociente intelectual, tener limitaciones en las habilidades para adaptarse a la vida corriente, aprender a hablar y a andar más tarde de lo normal. Dificultad para recordar cosas, tener problemas para entender las reglas sociales, dificultades en ver las consecuencias de sus propios actos, o dificultades para resolver problemas por sí solos.
Sin embargo, a medida que las sesiones de Arteterapia iban transcurriendo, el colectivo fue tomando confianza con la terapia, y poco a poco cogieron confianza para abordar cuestiones personales. Fue entonces cuando entendí, que la teoría englobante de la discapacidad, pasaba por alto el aspecto emocional de las personas que la padecían.

La discapacidad intelectual es una condición que limita a las personas en el día a día, no sólo por las propias dificultades que la discapacidad pueda presentar, sino también por nuestro desconocimiento hacia la misma. A menudo, caemos en el error de compadecernos más de lo que debemos, o damos por hecho las limitaciones de la discapacidad. Esto, quizás sin querer o desde la buena intención, damos lugar a la sobreprotección, dificultando así los progresos en el desarrollo de las personas con discapacidad.





El colectivo de Arteterapia elaborando una de las sesiones.  (Apropiación del cuerpo)

Las primeras sesiones de Arteterapia fueron excesivamente lentas, pues la Arteterapia en sí fue una actividad muy novedosa en el centro de discapacidad. Los pacientes estaban acostumbrados a hacer, día tras día, las mismas actividades y rutinas, apenas sin variar, y con constantes correcciones por parte de los monitores del centro. Básicamente se entrenaba al colectivo para que pudieran afrontar la vida, dentro de sus posibilidades, con la mayor autonomía posible. Sin embargo, apenas se trabajaba el aspecto emocional del colectivo, las personas que hay detrás de la discapacidad.
La Arteterapia podía ofrecer ese espacio para el autodescubrimiento, esta disciplina fue una oportunidad para que la discapacidad diera voz a sus inquietudes personales, malestares y deseos. Y a medida que el colectivo fue apropiándose de la Arteterapia como medio de expresión, con mayor dominio fueron apropiándose de su “yo”, pudiendo reflexionar en qué lugar del mundo querían estar.
Los resultados fueron muy positivos, la mayoría del colectivo anhelaba una vida adulta, al margen de los cuidados de familiares y tutores. Además, deseaban tener su propia familia y un trabajo, la mayoría de los pacientes describió un trabajo con un servicio cara al público.
Lo que la discapacidad intelectual me estaba mostrando, es que querían ser dueños de sus propias vidas.

Abraham Moscardó   

Obtención cinturón verde, kárate Goju-Ryu.

Abraham M. obtiene en Noviembre de 2013 el cinturón verde de kárate Goju-Ryu Okinawa, nivel 3º Kyu. Bajo las enseñanzas del Sensei Uehara.
Durante su formación para la obtención del cinturón verde, Abraham M. también ha participado en diferentes eventos relacionados con el Arte Marcial, una exhibición de kárate en el municipio de Orihuela (Alicante), y en el evento del 40 aniversario de Kárate Goju-Ryu en España.


 Fotografía tomada en Noviembre de 2013, junto con el Sensei Uehara.














Fotografías tomadas en junio de 2013, durante la exhibición de kárate en el municipio de Orihuela.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Las obras de Abraham M. en Arteterapia




Las obras que se muestran a continuación, no tienen valor artístico, sólo cumplieron una función terapéutica. Una función que registra una emoción, un sentimiento, o una historia, de un momento dado.
Estas obras fueron creadas durante la formación universitaria en el Máster de Arteterapia y Mediación plástica, y no se mostrarán fuera del encuadre terapéutico y académico. Ya que la mayoría de las producciones fueron regaladas o destruidas.



Retrato fotográfico de Abraham M. en uno de los talleres formativos de Arteterapia. Julio 2013






Jardín Zen. El movimiento de la arena que rodea a las rocas, representa el movimiento del agua. De este modo, se hace presente el estado del movimiento junto con lo estático. El estado Zen. Las piedras, se decidió que fueran un elemento impar, para acercarse más a la naturaleza, y dejando el centro libre para facilitar el recorrido de la energía. Jardín que sugiera la meditación mediante la contemplación.